Medalla Olímpica de Bronce. ¡Felicitaciones, muchachas!
¡Ooooroooo! ¡Medalla de Oooor…! No. De bronce nomás. ¿¡Qué cosa!? ¿Bronce? Pero si ellas son las mejores, y la mayoría ya está bronceadita. ¿Más bronce? Yo quiero oro… ¡Ooooorooooo! Entonces desperté de la pesadilla que me apretaba el pescuezo con doce medallas de bronce, como si fueran los tentáculos de Medusa aunados a la euforia de Natalia y sus pupilas, y observé la realidad: Medalla Olímpica de Bronce.
¡Felicitaciones, muchachas! Bronce es magnífico... Pero no extraordinario. Algo así como Orolímpico merecido que se transformó en un metal menos resplandeciente y emocionante, uno con tono consuelo luego de esfumar, después de muchos años, una nueva chance de ser consideradas las mejores del mundo ¿Por qué si las muchachas y Natalia merecen más?