Marisol, una prodigiosa artista española que podría haber sido interpretada por dos niñas
Marisol ha sido una reconocida cantante, bailarina y actriz con una personalidad y gracia arrolladora. Los que conocen su trayectoria saben que, desde su inicio cinematográfico, el mundo se rindió al talento y simpatía sencillamente extraordinarios de esa prodigiosa niña española que, en los años sesenta, nos abrumó con su encanto e impecable y rutilante arte. Posteriormente, aquellas virtudes definieron la atractiva e interesante mujer en que se convirtió.
Pero ahora, mientras disfrutaba de su legado a través de YouTube, al costado de la inigualable niña de cabello dorado y ojos celestes, cantando a dúo y entre suspiros, corre, corre, caballito, trota por la carretera, no detengas tu carrera, que lleguemos tempranito…Y si no haces caso a la brida, yo habré de darte, ay, poco trabajooo… Y si no quieres la cuesta arriba, escogeremos la cuesta abajoooo…, casi me caigo del caballo al enterarme de que probablemente existen dos niñas que interpretaron a Marisol.
La historia parece extraída de un cuento bizarro y no de lo premonitorio del estribillo de la canción, pero habría que considerar ciertos aspectos que emanan de ella con genialidad, producto de la locura o del puro maquiavelismo mercantil, sin olvidar que, de la misma forma que pueden unirse mentes turbias para el fraude de suplantar a una niña, ahora puede lograrse para crear esta polémica y beneficiar a algunos en perjuicio de otros.
La historia parece extraída de un cuento bizarro y no de lo premonitorio del estribillo de la canción, pero habría que considerar ciertos aspectos que emanan de ella con genialidad, producto de la locura o del puro maquiavelismo mercantil, sin olvidar que, de la misma forma que pueden unirse mentes turbias para el fraude de suplantar a una niña, ahora puede lograrse para crear esta polémica y beneficiar a algunos en perjuicio de otros.
El reclamo llega por parte de Remedios Olaya, la señora que (según asegura ella en su web http://www.rememarisol.com) protagonizó las dos primeras películas, Un rayo de Luz y Ha llegado un ángel; mientras que la gran Pepa Flores, la Marisol que todos conocemos, admiramos, y amamos hasta el día de hoy, se encargó de mantener viva y proteger a la extraordinaria estrella naciente desde la siguiente película, Tómbola.
En su web oficial se afirma que los padres de la niña Remedios, nacida en Asturias (1946), luego de filmar las dos primeras películas, a la edad de seis y siete años (1952-1953), decidieron terminar su carrera artística y mandarla internada a un colegio de monjas. Los productores, Manuel Goyanes y asociados, prefirieron no suicidarse y decidieron guardar las películas varios años, los necesarios para encontrar una solución a la debacle antes de estrenarlas, hasta que el inesperado milagro apareció nuevamente: Pepa Flores, una niña talentosa nacida en Málaga (1948), de escalofriantes rasgos similares, y que asumió el encargo de recuperar a la desaparecida Marisol.
Para continuar la investigación, como abundan las versiones, decidí centrarme en la percepción de mis sentidos y me puse a deleitarme con algunas películas. Luego de los interminables pausa y play para escudriñar rasgos y actitudes de la personalidad, tonos de voz, detalles, lo que más resaltó, de manera alarmante, fue la diferencia de edades entre una y otra. Ninguna convicción final, porque puede ser la misma con diferente edad, y en todas es lo más lindo de la tierra. Crisis objetiva.
En lo que concierne a la edad que representa Marisol (Pepa Flores) cuando estrenaron las películas, Un Rayo de Luz (1960) y Ha llegado un ángel (1961), rodadas en 1952 y 1953 respectivamente, con una Marisol en celuloide que aparenta seis o siete años, no es ninguna incongruencia como para dramatizar, pues la decisión de estreno de una película puede deberse a muchos factores (falta de recursos económicos, salud, tiempo, imprevistos, etc.). Pero siete años de resguardo de una genuina niña estrella con más talentos que Shirley Temple, definitivamente levanta suspicacias.
Preocupado, opté por la siguiente alternativa: fotos. Las repasé minuciosamente, le declaré mi amor a algunas de ellas, observé y soñé, pero antes de quedarme ciego o sufrir un paro cardíaco, decidí usar lupa, regla y compás para comparar la simetría de ambos rostros. En todas, Marisol luce maravillosamente linda. Ambas personas, de niñas, parecen iguales: hasta en la perfecta sonrisa de unos dientes imperfectos son la misma Marisol.
En medio del laberinto de emociones y contemplaciones, pensé en quién o qué me asegura ahora de quién es cuál foto de las muchas que abundan. ¿Entonces? Queda la voz. ¡Las cuerdas vocales! Así es, esa triste teoría de la suplantación es perfectamente demostrable usando la tecnología moderna para corroborar la similitud o discrepancia de los tonos de voz de las niñas de las dos primeras películas de Marisol con las posteriores. Además, una es de Málaga y la otra de Asturias, lo que provee ciertos matices culturales naturales en el canto, y aunque pueden ser bien estudiados si hay talento, no es factible alcanzar la perfección.
Este caso de supuesta clonación artística tiene dos ángulos: puede ser el triste resultado de las anomalías de un diagnóstico de esquizofrenia grave de la señora Remedios Olaya, motivado por tener rasgos parecidos y una voz casi tan prodigiosa como la pequeña Marisol, lo que podría haber alterado su psiquis hasta el delirio. O también puede ser la desesperada acción de unos empresarios angustiados de perder el gran hallazgo, la más prometedora estrella española. Una situación inaudita que llevó al productor Manuel Goyanes a mantener el barco del espectáculo a flote ante la peor tormenta imaginable, una que pretendía ahogar a la gallinita antes de obtener los huevos de oro. Finalmente, para que no se suscitara ningún nuevo susto, el productor convenció al padre de la "nueva Marisol" para que la dejara vivir en su casa, manteniendo, parece, el preciado tesoro llamado Marisol a buen resguardo en las maquiavélicas caleras de su invención.
Este caso de supuesta clonación artística tiene dos ángulos: puede ser el triste resultado de las anomalías de un diagnóstico de esquizofrenia grave de la señora Remedios Olaya, motivado por tener rasgos parecidos y una voz casi tan prodigiosa como la pequeña Marisol, lo que podría haber alterado su psiquis hasta el delirio. O también puede ser la desesperada acción de unos empresarios angustiados de perder el gran hallazgo, la más prometedora estrella española. Una situación inaudita que llevó al productor Manuel Goyanes a mantener el barco del espectáculo a flote ante la peor tormenta imaginable, una que pretendía ahogar a la gallinita antes de obtener los huevos de oro. Finalmente, para que no se suscitara ningún nuevo susto, el productor convenció al padre de la "nueva Marisol" para que la dejara vivir en su casa, manteniendo, parece, el preciado tesoro llamado Marisol a buen resguardo en las maquiavélicas caleras de su invención.
Si fuera cierta la hipótesis de la suplantación, probablemente la Marisol que todos conocemos, Pepa Flores, nunca se enteró de los acontecimientos previos a su incursión el cine y se vio inmersa en un estrellato apabullante que casi le cuesta la vida. El tiempo, las circunstancias atenuantes, los involucrados, hicieron el resto para consolidar el reemplazo, y no quedó más que aprender a convivir con ello. Una verdad que a Pepa Flores ahora quizá le sea tan difícil aceptarla como admitir el derecho moral de la señora Remedios Olaya que simplemente desea se le reconozca como la verdadera Marisol de las dos primeras películas.
En esta encrucijada, el castillo de la hipótesis no solo se está construyendo con estrellas sino con barro. He leído muchas acusaciones y comentarios ingratos hacia Pepa Flores. Muy injusto, pero entendible en un mundo plagado de ignorancia, envidia, y mezquindad. El recuerdo de Marisol nos eleva con ella, pero también puede hundir a ciertos pequeños personajes que solo aprendieron a intentar desprestigiar todo aquello que irradia belleza, pues, por contraste, el espléndido virtuosismo de Marisol resalta la fealdad de sus propios espíritus, de sus rasgos más paupérrimos, de las limitaciones del intelecto, de todo aquello que forma su patética mediocridad.
Aquellos incapaces de valorar a la maravillosa Marisol simplemente merecen lástima porque no tienen ninguna claridad de raciocinio ni la sensibilidad necesaria para apreciar y disfrutar de aquellas pequeñas grandes experiencias que nos brinda la vida, mucho menos cuentan con alguna virtud para cooperar con aquella y hacerla más grata para algunos o menos miserable para sus personales frustraciones.
Por eso, lamento que Remedios también despotrique de Pepa usando improperios para culparla de sus desdichas, pues si no se trata simplemente de una mente enferma manipulada por seres crueles e inmorales que –a través de su víctima– buscan notoriedad y algún provecho material, su actitud no solo destruye más su credibilidad y a sí misma, alejando toda consideración y/o comprensión del mundo, sino que es injusto y poco sensato, aunque tuviera sustento su reclamo.
Pepa Flores es una artista que creció de manera integral, con muchos méritos en su carrera artística, y ha sido idolatrada por millones en todo el mundo. Y en cuanto a Marisol Pepa Flores de niña, el acto de pretender en la infancia es un juego, una disposición natural, ninguna malévola anomalía, es una maravillosa virtud que tienen los infantes y que algunos logran desarrollar de manera creativa, si cuentan con un sano apoyo del entorno.
Pero caso sea cierta la suplantación luego de las dos primeras películas, obviamente la farsa la confabularon Manuel Goyanes con todos aquellos involucrados en desplazar la inocencia de una niña talentosa nacida en Asturias para dar cabida a las virtudes de otra nacida en Málaga. Un par de ángeles convulsionados en un mundillo de rapaces empresarios y personajes sin escrúpulos, o simples adultos desesperados ante un grave problema por resolver.
Me apena todo esto, pero no altera ninguno de los tesoros de mis recuerdos con Marisol. Uno en especial, aquel que siempre rescata la memoria y me produce plena alegría: un beso en la mejilla que nos dimos en un cine de Lima, el Orrantia, una vez que Marisol vino personalmente a alegrarnos la vida con una inolvidable presentación (1961).
Luego de una lucha ardua por defender mi privilegiado sitio para ingresar entre los primeros, me encontraba en primera fila, al lado de mi incondicional tía Amelia, agitado y al borde del colapso, admirando a un ángel de ojos celestes llamado Marisol cantando sus conocidas canciones, antes del inicio de la película que estrenaba. De repente, la niña más hermosa del mundo, abrumada por tanto amor que le llegaba y compadecida de mi aflicción, me invitó a subir al escenario.
Aplausos, algarabía, júbilo, tanto como pifias y miradas de odio de los millares de niños y adultos que llenaban el cine y no obtuvieron mi dicha ni tenían el corazón noblemente emocionado de tía Amelia, visiblemente embelesada por el inesperado suceso. Subí, audaz, ensoñando declararle mi amor incondicional a Marisol, pero antes de secuestrarla para siempre e irnos a vivir donde nace el arco iris, solo pude escucharla cantar, admirar su belleza, aspirar su aroma de encanto, darle un beso, sentir sus labios en mi mejilla, y retornar a mi asiento sin saber que jamás volvería a tenerla tan cerca y tan alta pero jurando que nunca olvidaría al primer gran amor de mi vida: Marisol.
Aún no sé cuál sea la verdad del inicio cinematográfico de aquel personaje extraordinario que conocemos como Marisol, de lo que sí estoy seguro es que ninguna niña, Pepa Flores o Remedios Olaya, tiene culpa alguna de los sucesos del pasado: a una, a Remedios (nacida en Asturias, 24 diciembre de 1946), parece que le robaron el derecho de convertirse en una estrella, y a la otra, a Pepa (nacida en Málaga, 4 de febrero de 1948), le impusieron convertirse en quien no era a cambio de conquistar todos los sueños más fantásticos que una niña puede concebir.
La supuesta audacia de los Goyanes y sus asociados silenciosos sirvió para la simulación momentánea mientras se creaba la continuación de una pequeña gran estrella y así obtener el enriquecimiento material aspirado. Cumplieron su cometido de empresarios de éxito. Pero cómo habrá sido la carga de remordimientos, sabiendo que nadie protegió a ambas niñas de los inusuales acontecimientos, menos las ayudaron –por igual– en el desarrollo del esplendor de su fantástico talento. Factible penuria, la conciencia abruma hasta los más miserables.
El ideal del desenlace sería la sinceridad de los involucrados, pero esperanzarse en esclarecer la verdad por Pepa Flores o testigos del entorno de ambas mujeres, resulta casi imposible, pues están condicionados al silencio, sea por privacidad, miedo, desconfianza, vergüenza, complicidad, mezquindad, interés, muerte, codicia, amor, abulia... O, simplemente, no hay nada que revelar.
El ideal del desenlace sería la sinceridad de los involucrados, pero esperanzarse en esclarecer la verdad por Pepa Flores o testigos del entorno de ambas mujeres, resulta casi imposible, pues están condicionados al silencio, sea por privacidad, miedo, desconfianza, vergüenza, complicidad, mezquindad, interés, muerte, codicia, amor, abulia... O, simplemente, no hay nada que revelar.
En todo caso, esta pretendida verdad de la existencia de dos niñas que encarnaron a Marisol establece las profundas penas y ansiedades por las que deben de haber pasado aquellas dos personas, Pepa Flores y Remedios Olaya. El drama, si esto termina por demostrarse, es que la vida la llenó a una de éxito y reconocimiento a partir de suplantar a alguien, y a la otra, le impregnó indignación, frustración, anonimato, porque no la dejaron seguir siendo quien era.
La gran tragedia para nosotros, los millones de admiradores de Marisol, no es que los reclamos de la señora Olaya sean verdaderos, porque ningún desenlace debería afectar nuestros sentimientos si amamos sinceramente a Marisol Pepa Flores, sino que pudimos haber disfrutado no solo de una sino de dos talentos unidos en varias películas: el de las gemelas Marisol. Pero la falta de criterio empresarial o circunstancias que desconocemos arruinó todo, y ahora debemos conformarnos con los recuerdos que nos ha dejado en el corazón una encantadora Marisol interpretada –quizá– por dos niñas talentosas.
A Remedios Olaya le envío un beso por sus dos pretendidas películas. Espero que encuentre paz, y reconocimiento si es verídico su reclamo. La verdad, sea o no cierto lo que afirma, me causa lástima y no repudio. La comprendo. Nadie debería menospreciarla por no reunir las cualidades de mujer que nos causa admiración en la Marisol niña que idolatramos. Además, sin ánimo de burla o maldad, la mente nos suele jugar triquiñuelas.
A Remedios Olaya le envío un beso por sus dos pretendidas películas. Espero que encuentre paz, y reconocimiento si es verídico su reclamo. La verdad, sea o no cierto lo que afirma, me causa lástima y no repudio. La comprendo. Nadie debería menospreciarla por no reunir las cualidades de mujer que nos causa admiración en la Marisol niña que idolatramos. Además, sin ánimo de burla o maldad, la mente nos suele jugar triquiñuelas.
Yo creía, por muchos años, que era la reencarnación del gran Errol Flynn, e iba por doquier envuelto en escaramuzas de espada, defendiendo a damiselas en peligro y robándome los encantos de lindas princesas que reinaban en distintos barrios de Lima, hasta que la cruda verdad me ubicó como un simple mortal más del pandemonio terrenal y no me quedó más remedio que envainar ciertos sueños, o desvaríos de la mente, y disfrutar mi realidad.
A Pepa Flores le mando muchos besos por todo lo que siguió creando desde su inicio, sea cual fuere, por mantener viva a Marisol, y por la admirable mujer en que se convirtió, porque su encanto me hizo un niño más feliz y ahora, su recuerdo, endulza el espíritu de un hombre satisfecho de haber experimentado su rutilante arte hasta sentirme como un caballito trotando con un noble corazón.
Mi admiración y cariño por siempre a Marisol, y un beso grande para la otra mejilla de aquella Marisol Pepa Flores que me cantó y encantó, una tarde dominguera en un cine de Lima, dejándome el corazón contento de por vida, como el tuyo, Marisol.
¡Y ya, silencio, fantasmas! ¡Háganse a un lado! ¡Apura, corcel de ensueño!, exclamo sujetando las riendas de la carreta y la cibernética para empezar un nuevo clip de YouTube y cantar a dúo con Marisol… doce cascabeles tiene miiii cabaaaaalloooo…¡Ah, me siento feliz! ¡Feliz…! Incluso si hago espacio para que sea un cantito de a trío.
Javier Guerrero Buenaventura .
No hay que ser un genio musical para saber que Pepa no fue la Marisol original: Pepa siempre tuvo la voz ronca, ¡y como desentonaba la condená! Los Goyanes fueron unos mafiosos, y se entiende que nunca iban a decir la verdad. Pero la verdadera culpable es Pepa Flores, porque sabiendo la verdad la ha ocultado durante más de 60 años. La única canción que pegó Pepa fue, "Tu nombre me sabe a yerba", y me gustaba por el desenfado con que la muchacha cantaba, por su voz ronca, y porque ni el ritmo llevaba. La niña de "Ha llegado un ángel" era prodigiosa: quien fuera, no era Josefa Flores. Así que deje sus espasmos eróticos y sea un poco más serio: deje que los próximos pedos que se tire lleven la dignidad que nunca han llevado sus escritos.
ResponderEliminarSalta a la vista que usted no es un genio musical, desde luego. Si considera que Pepa Flores desentona entonces lo de la señora Remedios Olaya le parecerá una tortura insufrible.
ResponderEliminarEs evidente que Pepa Flores no canta igual "Háblame del mar marinero" que "Tómbola", y es la misma persona. Sólo los incultos ignoran que a los cantantes que empiezan de niños les cambia la voz con la adolescencia, sobre todo si tienen la voz grave como es el caso de Pepa Flores. No obstante, Pepa grabó otras canciones en el año 1960, que tanto usted como la señora Olaya desconocen, con idéntica voz y ejecución que en las películas pero al margen de las mismas. Por otra parte, existe el vídeo de la actuación de Pepa Flores en 1961 en el Show de Ed Sullivan, y es evidente que es la misma niña y con la misma voz de las películas, con pequeñas diferencias debidas al directo y a que era al menos un año mayor. Asimismo, la señora Olaya ni puede ni sabe cantar o bailar flamenco, condición indispensable para haber podido interpretar a Marisol. En cambio Pepa Flores esa una experta, como sabria si conociera su trayectoria. Al margen de todo esto, existen una serie de datos totalmente objetivos y comprobables que hacen imposible la versión de Remedios Olaya. Como ejemplo un botón: Marisol concursa en el programa "Salto a la Fama" durante la película"Ha llegado un ángel", programa que comenzó a emitirse en TVE en 1961, año real de producción de la película. Hay montones de datos más, pero con uno sobra. Así que, por favor, absténgase de opinar sobre lo que no tiene ni idea.
Un inciso: he dicho que en el Show de Ed Sullivan Pepa era al menos un año mayor porque el Show es de 1961 y la canción que interpreta en él es "Corre corre Caballito", que qrabó para la película al menos un año antes. Por cierto que en el mismo show también baila flamenco tras la canción, con idéntica gracia y salero que en las películas.
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